miércoles, 28 de marzo de 2012

LA REPRESIÓN A LOS MARCHISTAS DEL TIPNIS

Por Victoria Mamani

La marcha de los indígenas delos pueblos de las tierras bajas de 1990 marcó un hito muy importante, porque hasta ese momento las y los nativos del Oriente y de la Amazonia boliviana no eran tomados en cuenta para nada.En ese entonces se movilizaron pidiendo tierra y territorio y respeto a los derechos humanos.

El año pasado, el 15 de agosto, emprendieron nuevamente la marcha hacia la ciudad de La Paz, acompañados por los indígenas aymaras, para evitar la construcción de la carretera entre Villa Tunari y San Ignacio de Moxos que atravesaría el Territorio Indígena Parque Nacional Isiboro Sécure (TIPNIS).

En el transcurso de la marcha, el 25 de septiembre, en Chaparina, fueron reprimidos por la Policía.Hombres y mujeres junto con sus wawas, fueron gasificados, golpeados y arrastrados de forma inhumana; hubo personas heridas y desaparecidas.Pero de este hecho,después de que han pasado seis meses nadie quiere hacerse responsable y peor esclarecer quién ordenóa la Policía que reprimieraa los y las indígenas de tierras bajas.

Como siempre se tiran la pelotita entre autoridades; al Gobierno no le interesa que se esclarezcan estos hechos, más bien está ocupado persiguiendo a las y los dirigentes de los indígenas como si fueran delincuentes. Estos compañeros y compañeras lo único que hicieron fuedefender sus tierras y nuestros recursos naturales, para el futuro de todos los bolivianos y bolivianas.

El Ministerio Público no asume la responsabilidad de esclarecer los hechos de Chaparina e identificar a los culpables, tanto materiales como intelectuales, para castigarlos. Lamentablemente no hay voluntad del las autoridades, sobre todo del Presidente del Estado Plurinacional.

El presidente tiene una deuda con los indígenas de tierras bajas y no deberían esperar que nuevamente inicien otra marcha ni tampoco hacer una consulta posterior, teniendo en la mano el contrato firmado con la empresa OAS para que comiencen a destruir el TIPNIS. Lo que tiene que hacer señor Presidente, es cumplir con el compromiso que usted firmó con estos compañeros y compañeras. No a la carretera por medio del TIPNIS.

martes, 27 de marzo de 2012

PESCADOS EN PELIGRO

Por Antonia Cuno

En los últimos años la contaminación en el Lago Titicaca ha ido en aumento, lo que está afectando a la crianza de peces. Cuando los viajeros llegan de paseo, excursiones o día de campo, dejan infinidad de basuras como botellas, bolsas plásticas, platos desechables y otros elementos que tardan años en biodegradarse.

Además, el Lago Sagrado, como muchos lo conocen, se convierte en el desagüe de los alcantarillados de poblaciones vecinas como Copacabana en Bolivia y Cazani en el vecino país del Perú. También llegan hasta allí las aguas hervidas de El Alto y las aguas contaminadas de más de 20 ríos cercanos. Uno de los más grandes que desemboca en el lago, es el Río Desaguadero.

Asimismo otros desperdicios contaminantes son dejados en el Titicaca, como pañales desechables, papel higiénico, sobras de alimento, ropa vieja, etc.

Al respecto, las autoridades gubernamentales de Bolivia, junto a las del Perú, deben establecer políticas de prevención urgentes frente al gran problema de la contaminación diaria, que está causando la muerte y desaparición de la flora y la fauna del Lago Titicaca.

Recuerdo que cuando era niña, a mi pueblo, Chajlaya en la provincia Muñecas, llevaban pescados en grandes cantidades, como qarachi, pejerrey, trucha, y otras especies que abundaban en el Lago Titicaca, a un precio muy económico, es decir vendían tres qarachis por 1 boliviano, eran grandes, medían 20 centímetros aproximadamente y se veían más gorditos.

Ahora es totalmente distinto, los qarachis parecen ispis, no miden más de 10 centímetros y su compra está a 5 por 2 bolivianos. La diferencia parece nada, pero antes si valía la pena pagar el precio, pues los pescados tenían bastante carne, ahora en cambio son demasiado pequeños y no deberían costar ni la mitad de lo que pagamos. Esto sucede en mi comunidad.

Además, antes se practicaba la costumbre del trueque de pescado con maíz, papa y otros productos del Valle, pero ahora, esa costumbre tan común antes, se la realiza muy poco. Esto también es comentado por las vendedoras que comercializan el alimento.

Seguramente la gente de la ciudad de La Paz ya se preguntó varias veces, porque ya no se encuentra pescado en grandes cantidades como antes, en los puestos de venta.

A causa de la contaminación de los lagos, varias especies están desapareciendo. El Lago Titicaca y otros, día tras día son perjudicados por la humanidad, pues somos quienes mayor contaminación provocamos, si eso no se detiene, seguramente de aquí a unos cuantos años ya no tendremos especie animal alguna en los lagos.

Es muy importante que implanten tratamientos de toda el agua que desemboca en el lago, también realizar la limpieza de las orillas del Titicaca, así se evitaría la acumulación de desperdicios. Todos y todas debemos hacer el compromiso de evitar la contaminación, no botando elementos contaminantes, como plásticos, papeles y otros, cerca o dentro del lago.

lunes, 12 de marzo de 2012

YO HE CANTADO LAS COPLAS

Por Yola Mamani

No se equivoquen por el título de esta columna. Yo soy una mujer indígena que lleva con orgullo su pollera, su manta y su sombrero. Soy una trabajadora asalariada del hogar que ha emigrado, porque en los pueblos no hay oportunidades de trabajo ni de estudio y menos para las mujeres. Pero yo sí tengo dignidad y por eso no he cantado ni he festejado ni me he reído de las coplas machistas y sexistas que ha cantado el presidente Evo Morales, esas coplas que humillan a las mujeres. El Primer Mandatario humilla a las mujeres cada que puede y cada que quiere, y los ejemplos sobran.

Yo he cantado las coplas de Mujeres Creando, junto con María Galindo y otras compañeras. He cantado porque me he identificado con esa protesta creativa ante el machismo del Presidente y, claro, de sus funcionarios. He cantado celebrando el que haya mujeres que no tienen miedo, que son rebeldes y que no se quedan calladas.

Esas coplas se las he dedicado a las “bartolinas” de ahora, mujeres indígenas como yo, que no se parecen en nada a las “bartolinas” de antes. Esas mujeres eran luchadoras y dignas, tenían su propia posición y no obedecían órdenes de nadie, eran las rebeldes de los pueblos. En cambio, a las “bartolinas” de ahora les causa gracia que el Presidente diga que se las lleva directo a su cama.

El Carnaval es un tiempo para celebrar, pero no para hacer de las mujeres un objeto de burla. Si al Presidente y a sus funcionarios les parece que criticarles por esa acción es racismo, qué equivocados están. Yo no soy blanca y estudiar me está costando mucho, pero esas coplas me han ofendido como mujer, como indígena y como trabajadora del hogar, que muchas veces tenemos que soportar el acoso sexual y hasta las violaciones en nuestros trabajos, de los “patrones” que quieren llevarnos a su cama. Y estoy hablando por mí misma.

Pero criticar en estos tiempos es, para el Gobierno, ser mala persona, ser racista, es oponerse al proceso de cambio. No decir nada y aceptar callada y sumisamente, como las compañeras “bartolinas”, es ser buena gente.

Ante cualquier crítica contra el Primer Mandatario, una de las primeras cosas que hacen es sacar a relucir que él es un indígena. Pero ser indígena no necesariamente significa que eres buena persona, y no ser indígena tampoco significa que eres mala persona.

Habemos toda clase de personas y nuestro origen nada tiene que ver con nuestro accionar ético y digno. Por eso, termino esta columna con la copla que más he cantado: “Yo soy campesina/no soy bartolina/Yo no soy su llunk’u/porque soy bien digna”.